¿El machismo en el cante flamenco?
Aparentemente, el mal trato no existe. En cientos de letras del repertorio
flamenco tradicional, la mujer es sujeto activo de una veneración exquisita, objeto, de piropos múltiples y cuidada afectividad, en un ámbito afectivo y protector, en el que el hombre se siente seguro y canta a la amada con toda la fuerza de su sensibilidad popular:
Pero junto a ese conjunto de tiernas exclamaciones, en las que el varón manifiesta su grado de amistad y ternura con respecto a su compañera, no faltan las letras en las que comienzan a aparecer terribles nubarrones, en forma de imprecación o amenaza hacia la compañera:
Mala puñalá te peguen
que te den los sacramentos
porque no le tienes ley
ni a la camisa tu cuerpo.
En estas letras, la primera, una clara apología del maltrato, fue recogida por
Demófilo en su libro Cantes Flamencos y Cantares de 1887.
Te den un tiro y te maten como sepa que diviertes a otro gaché con tu cante/
La segunda, que incita a la violación, pertenece al disco de la Barbería del Sur Puñaíto de alfileres (1997).
Voy buscando una morena que tenga buena cadera y que se deje tumbar/
Túmbala en el césped y aunque no se deje.
Entre una y otra copla hay más de cien años de diferencia. Son parte de las más de 1.500 letras analizadas por el investigador de la Universidad de Málaga Miguel López Castro para su tesis sobre la imagen de las mujeres en el flamenco, que revela que en esos cien años el machismo impera en los quejíos.
Con el inventario de
Demófilo. El padre de
Antonio y Manuel Machado era un intelectual perteneciente a la Institución Libre de Enseñanza y muy vinculado con el estudio del folclore. En este contexto se sirvió de un cantaor llamado
Juanelo de Jerez para recopilar las coplas anónimas que se cantaban en las reuniones de finales del siglo XIX por la Baja Andalucía, desde Triana a Cádiz. En esa
«Colección de cantes flamencos» publicada en 1881, el machismo está reflejado en letras como éstas:
Chiquilla, tú eres mu loca, / eres como las campanas / que todo el mundo las toca.
Una mujer fue la causa / de la perdición primera; / que no hay mal en este mundo / que de mujeres no venga.
Cómo vivirán los moros / teniendo tantas mujeres, / si aquí con una nos sobra / «pa» que el diablo nos lleve.
Anda y no presumas tanto, / que otras mejores que tú / se quean pa vestí santos.
La mujer que a su marío / toma en aborrecimiento, / o está loca del sentío / o es que quiere un instrumento / que le dé mejor sonío.
Con la mujer pasa igual / que con un cortijo a renta, / que la tienes que dejar / cuando no te tiene cuenta.
Un rosal cría una rosa / y una maceta un clavel, / y un padre cría una hija / sin saber para quién es.
Agujitas y alfileres / le clavaran a mi novia / cuando la llamo y no viene.
Te den un tiro y te maten / como sepa que diviertes / a otro gachó con tu cante.
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